He aprendido que virtudes como:
El ser justos, coherentes con los principios que defendemos, equilibrados, honestos e imparciales, disminuyen al mismo ritmo que aumentan nuestro apego y obsesión por defender y justificar lo indefendible e injustificable que resulta a veces el comportamiento de nuestra familia, por el simple hecho de tener algo más en común con nuestra sangre.
Samuel G.M.
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