martes, 18 de diciembre de 2012

LA FELICIDAD IDEALIZADA


LA FELICIDAD                                                                                                                                                   

En el tema marital, quizás empecemos a preguntarnos como seria nuestra vida por ejemplo si abandonáramos a nuestro cónyuge por quitarnos la duda de si habría alguien mejor con el que podríamos ser aun más felices.
A veces sentimos que hemos sido obligado a veces por las circunstancias a casarnos o a tener y criar a nuestros hijos, pero si profundizamos un poco más en nuestro corazón, reconoceremos que lo hicimos por amor, por autentico amor a la familia que queríamos construir.

Cuesta años formar una familia y estrechar los lazos de amor, confianza y respeto entre cónyuges e hijos, y sin embargo basta solo con unos instantes de satisfacción carnal y emocional  para traicionar todos nuestros principios, y acabar con la admiración y el respeto que nos procesan ambos, y tristemente esas son de las cosas que rara vez consiguen recuperarse después de haberse perdido.

Podríamos llenar millones de hojas con los nombres de las mujeres y hombres que después de ir tras esa supuesta felicidad y realización personal, estuvieron dispuestos tiempo después a darlo todo por a tener aquello que abandonaron, por volver a sentir de nuevo el abrazo cálido del verdadero amor, ese amor basado en la confianza, la entrega y el cariño.

Podríamos llenar miles de mares con las lágrimas de aquellos que no supieron valorar y apreciar lo que tenían, ahogados en esas aguas sin haber conseguido volver jamás a alcanzar la orilla.

Y sin embargo siempre habrá alguien que crea que es más listo que todos aquellos que fracasaron antes que él, y que piense que no le afectará en absoluto las consecuencias del daño que va a infringir a aquellos a los que prometió una vez amar siempre.
Pero eso, no es más que una falsa ilusión que envenena nuestra mente, el pensar que seremos tan felices después que ya no nos invadirá la tristeza, y que nuestra conciencia ya no nos molestará más pasado un tiempo.

La realidad es que al igual que jamás podremos escapar de la felicidad que nos produce el recuerdo de nuestro primer beso de amor, jamás podremos escapar de la tristeza que nos producirá siempre el recordar nuestro primer beso de traición.

Así que como dice Paulo Coehlo, dejemos de comportarnos como adolescentes tardíos, y aceptemos la etapa de nuestra vida en la que estamos viviendo, y vivamos lo único que es real, el presente, porque el pasado solo es un recuerdo en nuestra mente, y el futuro es demasiado incierto como para cifrar nuestra confianza en posibles ilusiones que cumplir.

Seamos felices ahora con lo que tenemos, y dejemos de vivir esos sueños por tener ese supuesto verdadero amor que no conocemos, algo tan irreal como los cuentos que nos leían de pequeño, y de los que aun se alimentan la mayoría de nuestras falsas ilusiones.
Intentar conseguir ser felices por medios egoístas, haciendo daño a nuestro amigos, familia, cónyuge e hijos, no es posible, porque va en contra de nuestra propia naturaleza, pero si lo hacemos hemos de saber que nuestra vida jamás volverá a ser la misma, jamás podremos volver a lo que teníamos antes, y es muy probable que llegue el día que nos sintamos tan vacíos y fracasados, que al mirarnos en un espejo, no reconozcamos ni si quiera a quien se refleja en el.

Samuel G.M.

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